En detalle:
Fue un hermoso palacio nazarí construido, durante el reinado de Muhammad II (1273-1302), sobre uno de los torreones de la muralla del barrio de Alfareros. Situado entre almunias (huertas o fincas) reales, perteneció a la Huerta Grande de la Almanxarra en pleno corazón del Realejo. Destaca por ser el único testimonio de almunia real que se ha conservado intramuros a la antigua ciudad nazarí. La relevancia de este palacio reside en su condición de construcción pre-alhámbrica, en ser el antecedente directo de las soliciones arquitectonicas y decorativas plasmadas en los palacios de la Alhambra.
Del palacio o residencia real tan solo se conserva el torreón adosado a la muralla, cuyo interior encierra una qubba o salón de recepciones. Esta qubba estuvo precedida por un portico de entrada de ciuco arcos y con un papallon a cada lado y una alberca. A continuación se disponia una alberca octogonal sobre un jardin de planta rectangular con anden central. Todo esto conformó el nucleo dedicado al aparato regio y ceremonial. A finales del siglo XX todo esto fue demolido para construir el actual palacete decimononico. La torre con su qubba quedó inserta como salon principal en el interior de dicha residencia. Los restos del jardín nazarí se encuentra bajo los actuales jardines, dispuesto en forma similar a como debieron estar en el siglo XIX.
Fuente: Agencia Albaicín |