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El buque fantasma


Novela de Andrés Trapiello, VIII premio internacional de novela Plaza&Janés, 1992.

La novela es amena y fácil de leer. Su protagonista, Martín Benavente, narra su vida de estudiante centrandose en su experiencia política durante la transición. Es patente el excepticimo que ha adquirido con el tiempo: Sus actividades de entonces aparecen como burdas manipulaciones, se retratan trifulcas infantiles entre las camarillas políticas. Desde luego no es una obra que pueda recibir el calificativo de 'comprometida' y si bien es verdad que muchas obras 'comprometidas' suelen aproximarse a la caritura que en este libro se hace del compromiso político, tanto desencanto del autor me deja un mal sabor de boca. Seguro que su retratos de las tonterías políticas de los estudiantes se aproxima más a la realidad que mucho de los relatos actuales que ensalzan aquel tiempo. Pero tampoco creo que la democracia haya caido del cielo como parece concluirse de esta novela.

En un momento el autor llega a lamentar que las fechas de las revoluciones de 1917, 1939,... no han servido de nada. Ciertamente yo nunca he pensado que esas revoluciones hayan sido un avance serio en los derechos humanos y la ética social que yo propugno, pero precisamente por eso no me parece lógico lamentarlo a posteriori, diciendo algo así como ...'lástima que no sirvieran, se hizo mal'. Lo que yo creo es que esas cosas no sirven nunca. No se puede vencer a la violencia con violencia. Eso no es ganar es claudicar.

En suma, a mi me pareció que es la historia de un desengaño no superado que no se puede sino recordar con rabia y execpticismo. Posiblemente sea ilustrativa la frase que cito más adelante sobre la juventud.

Cito algunas frases:

«sólo hay una cosa que a un policía secreta le irrite más todavía que le descubran: que no le descubran»

«Dolly no hacía nunca planes sobre el futuro, ni para ella ni para ninguno de los que tenía alrededor. Tampoco hablaba de la vida. Se limitaba a vivirla»

«La causa de que existan delaciones y delatores hay que buscarla siempre en tres cuevas: el miedo, el interés o la maldad, descartada la ingenuidad, pues a la ingenuidad nada se le puede exigir por su misma falta de juicio»

«La juventud es una edad tediosa, traumática. Te duele el cuerpo, porque ha crecido demasiado deprisa, y te duele el alma porque crece demasiado despacio»

«Hoy eres un incorformista, pero el tiempo te volverá una persona conservadora»

«El escepticismo es la única religión a la que valdría la pena convertirse»
(posiblemente esta frase la firmaría el autor como suya más que de sus personajes)