Un poema de Carlos Edmundo de Ory. Lo leí en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) publicado por Círculo de lectores en 2002.
El poema es el siguiente:
Amo a una mujer de larga cabellera Como en un lago me hundo en su rostro suave En su vientre mi frente boga con lentitud Palpo muerdo acaricio volúmenes sedosos Registro cavidades me esponjo de su zumo Mujer pantano mío araña tenebrosa Laberinto infinito tambor palacio extraño Eres mi hermana única de olvido y abandono Tus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelos me brindan la blancura de paloma gigante El amor que nos damos es de noche en la noche En rotundas crudezas la cama nos reúne Se levantan columnas de olor y de respiros Trituro masco sorbo me despeño El deseo florece entre tumbas abiertas Tumbas de besos bocas o moluscos Estoy volando enfermo de venenos Reinando en tus membranas errante y enviciado Nada termina nada empieza todo es triunfo de la ternura custodiada de silencio El pensamiento ha huido de nosotros Se juntan nuestras manos como piedras felices Está la mente quieta como inmóvil palmípedo Las horas se derriten los minutos se agotan No existe nada más que agonía y placer Placer tu cara no habla sino que va a caballo sobre un mundo de nubes en la cueva del ser Somos mudos no estamos en la vida ridícula Hemos llegado a ser terribles y divinos Fabricantes secretos de miel en abundancia Se oyen los gemidos de la carne incansable En un instante oí la mitad de mi nombre saliendo repentino e tus dientes unidos En la luz puede ver la expresión de tu faz que parecías otra mujer en aquel éxtasis La oscuridad me pone furioso no te veo No encuentro tu cabeza y no sé lo que toco Cuatro manos se van con sus dueño dormidos y lejos de ellas vagan también los cuatro pies Ya no hay dueños no hay más que suspenso y vacío El barco del placer encalla en alta mar ¿Dónde estás? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Quién eres? Para siempre abandono este interrogatorio Ebrio hechizado loco a las puertas del morbo grandiosa la pasión espero el turno fálico De nuevo en una habitación estamos juntos Desnudos estupendos cómplices de la Muerte.