Lewis Carroll

Seudónimo de Charles Lutwigde Dogson. Es el autor de obras tan conocidas como Alicia en el país de las maravillas, Alicia a través del espejo o Silvia y Bruno. Alguien diría que un autor de literatura infantil, pero la verdad es me parecería una definición bastante desafortunada.

Empecemos por hablar un poco de Charles L. Dogson. Nació el 27 de enero de 1832 en Daresbury, Cheshire (Inglaterra). Su padre era un clérigo rural anglicano y eran once hermanos, cuatro varones y siete mujeres. En 1843 la familia se trasladó a Croft, Yorkshire, donde fue nombrado párroco el padre de Charles. En 1844 cursa estudios primarios en Richmond y en 1846 en Rugby. Por varios motivos, uno de ellos que era tartamudo, resulta un estudiante poco integrado con sus compañeros. En 1861 fue ordenador diácono. Murió a los 65 años. Si a estos datos biográficos sumamos que tuvo fama de conservador y los comentarios de muchos biógrafos que opinan que murió virgen, tenemos los ingredientes de una biografía aburrida y victoriana.

Pero Charles Lutwigde Dogson tuvo otra parte de su vida algo extraña. Creo que es la que podemos asociar a su seudónimo literario: Lewis Carroll.

Lewis Carroll fue escritor, matemático, ilusionista, fotógrafo y ... y muchas cosas más. Sus obras para niñas (y digo niñas, que no niños, según explicaré más adelante) están impregnadas de acertijos matemáticos, trabalenguas, adivinanzas y temas parecidos.

Aunque habitualmente sus obras se suponen dirigida al público infantil, la verdad es que resultan algo extrañas. Me parece lógico que se le considere uno de los inventores de la literatura del absurdo. Basta con leer algunos párrafos de Alicia.

Sin lugar a duda una personalidad curiosa de su época y que resulta difícil de conocer. No puedo por menos que maravillarme por algunas de sus obras o de sus gestos, pero sin embargo tengo cierto disgusto porque me parece que Charles Dogson no fue lo suficientemente valiente para aceptar muchas de sus posibilidades y tapó sus genialidades con un conservadurismo clásico.

Volvamos a Lewis Carroll. Realizó un gran número de fotografías de niñas. Bastantes de ellas eran de desnudos pero de acuerdo a sus deseos, éstas fueron quemadas a su muerte (¡que lástima!, porque debieron ser bellas). Aunque las fotografías conservadas son muchas, sólo cuatro de ellas son de desnudos. Su amistades con niñas marcaron muchos aspectos de su vida. De hecho su obra más conocida Alicia en el País de las Maravillas no es sino un cuento hecho a la medida de una de sus jóvenes amigas, Alicia Liddell. Le gustaban las niñas, pero no los niños. El lo decía con la siguiente frase: «Me gustan todos los niños menos los niños». Tuvo muchas amistades, aunque una de las que destacó fue la de Alicia, hay que añadir otras de importancia: Agnes Hull, Enid Stevens (le dedicó la segunda parte de Silvia y Bruno), Gretude Chataway (destinaria del poema la caza del Snark), 'Xie' (Alejandra) Kitchin (una de las modelos más interesantes de sus fotografías) y otras más. Eso sí, las amistades no solían durar mucho. Cuando la niña cumplía 8 o diez años se esfumaba del horizonte.

Por supuesto que el hecho de las relaciones de Lewis Carroll con las niñas no ha pasado desapercibido para muchos pensadores retrógrados que lo han asociado enseguida con comportamientos patológicos de la personalidad de Lewis Carroll. Hay por ahí varios estudios investigando lo que consideran unos claros 'trastornos psicológicos'. La pregunta parece obvia: ¿A qué se debía el comportamiento de Carroll con las niñas? ¿Era lícito?. Claro que a mí me parecen más obvias las preguntas dirigidas al resto de la sociedad: ¿A qué se debe el comportamiento de los mayores con los niños y niñas? ¿Son lícitos?. Me explicaré. En la época de Lewis Carroll el trato habitual de los padres hacía sus niños era muy distante. Casi tratándolos de usted, los padres intentaban dar disciplina a sus niños, sin concesiones a la vida lúdica. En el caso de las niñas la represión era aún mayor. Eran las ideas victorianas. Y ahora pregunto. Si la niña descubre una persona mayor con la que poder hablar, que resulta simpática y divertida. ¿A quién hay que censurar?. ¿Y quién lleva malas intenciones?. Resulta repugnante pensar que tengamos que considerar como buenos a los represores del niño y como malo al que pretender interesarse de verdad por el niño.

Una buena respuesta a la cuestión anterior es la siguiente frase sacada de una de las cartas de Lewis Carroll:

«Si te limitas en la vida a hacer cosas que nadie pueda criticar, ¡no harás mucho!»

Debo añadir algunos datos más sobre la cuestión que me parecen interesantes. Leyendo los testimonios de las niñas (por ejemplo en Cartas a niñas, una de las obras que cito en la bibliografía), se observan opiniones de agradecimiento y recuerdos felices. Alguien podría decir que eran testimonios obtenidos cuando Lewis Carroll ya era famoso, pero en varios de ellos se observan detalles de 'recuerdos felices de niñas'. La forma en las que hablan de las habitaciones de Carroll, repletas de juguetes, o las historias que les contaba. Enid Stevens habla incluso que peleaba por conseguir permiso para ir con él y sus padres se lo negaban. Y el último detalle, quizás parezca subjetivo pero para mi es el más claros, me refiero a sus fotografías. Después de ver una y otra vez algunas decenas de las fotografías realizadas por Carroll y compararlas con varios centenares de fotografías de niños en libros especializados, he llegado a una conclusión. Hay una complicidad entre la modelo y el fotógrafo díficil de conseguir. La famosa foto de Alicia mendigo puede ser una de las más significativa, pero hay otras en la misma línea. Las de Xie Kitchin por ejemplo. No se trata de niñas forzadas o artificiosas sino niñas felices de hacer una travesura. Creo que si se conservaran las fotografías de desnudos se podría investigar más el tema. Rosa Montero critica la fotografía de desnudo que parece ser la única que ella conocía (ver más adelante en la bibliografía), la de Evelyn Hatch tumbada. Pero no cabe duda de que es una foto algo atípica. Las otras tres de desnudos que he podido ver están en la línea habitual. La de Beatrice Hatch sentada delante de unos acantilados es especialmente encantadora. Estas fotografías pueden verse en Morton N. Cohen Lewis Carroll.

Lewis Carroll fue una persona muy metódica. Llevo una lista exhaustiva de su correspondencia, formada por muchos miles de cartas (miles de cartas, sí, no es una exageración mía). Hay editada varias antologías de sus cartas dirigidas a niñas.

Obras literarias

Las obras más conocidas de Lewis Carroll son las siguientes:

La versión inicial de Alicia en el País de las Maravillas se tituló Las aventuras subterráneas de Alicia y puede encontrarse una traducción al castellano de la misma. Hay que decir que en 1889 el mismo Lewis hizo otra versión de Alicia, esta para niños de menos de 5 años que se llamó Alicia para pequeños. Puedes ver una traducción de esta obra en la siguiente dirección: www.expreso.co.cr/alicia/a3/index.htm

Bibliografía sobre Lewis Carroll

Doy una breve bibliografía:

Por último algunas páginas webs en castellano donde documentarse más del tema y en las que puede conseguirse los textos de Alicia y otras obras además de biografías de Lewis Carroll y, como no, fotografías:

mural.uv.es/jorgon/alicia.htm. Es una página muy completa, figura como autor Jorge González Ruiz, alumno de la Universidad de Valencia. Contiene abudantes datos, imágenes y enlaces a otras páginas. Está realizada en el año 2000. Muy recomendable.

www.expreso.co.cr/alicia. Mucho más simple que la anterior, con una biografía de Lewis Carroll y los textos en castellanos de las dos Alicias.

En inglés tienes las siguiente:

www.lewiscarroll.org/carroll.html

www.lewiscarroll.com. La última vez que accedí a ella había cambiado su contenido por algo que no tenía nada que ver con lewis Carrollo, no obstante mantengo aquí la referencia por si vuelve a ser lo que era.

También habría que citar los libros que de una forma u otra recuerdan el estilo o las ideas de Lewis Carroll. Cito dos a modo de ejemplo:

Raymond Smullyan Alicia en el pais de las adivinanzas, Colección Teorema de editorial Cátedra. Prólogo de Martin Gardner.

Magdalena Vela. La palabra rev-belada. Editorial Anaya.


www.granadacultural.info