Un personaje curioso de la corte de Felipe II. La enciclopedia hispánica la califica de 'mujer tan intrigante como hermosa' y parece ser que fue amante del rey y de su secretario Antonio Pérez.
Su verdadero nombre era Ana Mendoza de la Cerda y era hija de Diego Hurtado de Mendoza, el virrey de Perú. Nació en Cifuentes, provincia de Guadalajara en 1540. A los 12 años se casó con Ruy Gómez de Silva, recibiendo el título de Príncipes de Eboli y duques de Pastrana. En 1573 quedó viuda y se recluyó en el convento de las carmelitas de Pastrana, pero en 1576 se trasladó a la corte donde tuvo cierto peso y participó en varias intrigas. En una de ellas, junto a Antonio Pérez, intentó apoyar a la duquesa de Berganza para el trono de Portugal en contra de los intereses españoles. Pero fue descubierta por el rey, Antonio Pérez fue detenido y ella confinada a su palacio de Pastrana.
Hay una novela sobre ella, está escrita por Almudena de Arteaga, publicada originalmente por la editorial Martinez Roca y se titula La princesa de Eboli.