La tabla periódica: Una breve introducción

Autor:

Scerri, Eric


Título:

La tabla periódica: Una breve introducción


Editorial:

Alianza editorial


Código de referencia: 6174



Reseña en el Diccionario de Eva Elena:

La tabla periódica: una breve introducción


Autor: Eric Scerri
Título: La tabla periódica: una breve introducción
Alianza editorial, 2013. Obra original en inglés publicada en 2011

Nuestra reseña

Poco a poco me voy reconciliando con la colección 'El libro de bolsillo de Alianza editorial'. Hace muchos años llenaba gran parte de mis lecturas. Borges, Cortázar o Ignacio Aldecoa fueron algunos de los autores que leí en esta colección. Y aprendí muchas cosas con los ensayos y los libros de divulgación, algunos tan populares como los de Isaac Asimov, o los de Martin Gardner. Podría añadir una larga lista más. Pero de un tiempo a esta parte las novedades de la colección que cayeron en mis manos no me gustaron. Daba la impresión de que la selección de contenidos de divulgación había decaído mucho. Los últimos títulos que he leído, este es uno de ellos, me han agradado bastante y la colección vuelve a ser una de mis preferidas.

Vamos pues a comentar el libro que nos ocupa.

El libro es lo que indica su título (no lo veas tan trivial, que no siempre es así), una introducción a las tabla periódica de los elementos químicos. Gran parte de su contenido es historia, pero una historia que enseña y sirve para divulgar la cultura científica. No se trata de dar nombres o fechas sino de mostrar los razonamientos, pruebas y suposiciones que llevaron a los descubrimientos científicos. Algunos libros narran temas como la revolución científica del siglo XVII de una forma que se te antoja que si Copérnico hubiera nacido antes que Aristóteles los griegos hubieran asumidos la teoría hielocéntrica. Parece que todo son casualidades y fruto misterioso de unas mentes privilegiadas. No es así como funciona la ciencia.

En este libro vemos como se iban llegando a algunas conclusiones que ahora nos parecen evidentes pero que entonces ni se sospechaban. Por ejemplo no existía el concepto de número atómico. Este dato era fundamental para clasificar los elementos. De hecho en la tabla aparecen los elementos por orden de número atómico. Claro que eso lo sabemos ahora, cuando hemos llegado a ese concepto. Lo más parecido al número atómico que se conocí en el siglo XIX era el peso atómico. Ordenados los elementos por orden de peso atómico aparecían muchas propiedades, pero a su vez algunas contradicciones. Hoy sabemos que el peso atómico es fruto de la suma de protones y neutrones del núcleo y que lo que define un elemento es el número de protones, que es su número atómico. Por lo general están relacionados, a más número atómico más peso atómico. De hecho el número de neutrones suele ser similar al de protones. Pero no siempre es así. Uno de los casos es la pareja Telurio y Yodo, uno de los cuatro casos de la tabla en que el orden se invierte y el elemento de mayor número atómico tiene menos peso atómico.

La tabla periódica de los elementos químicos no es sino una clasificación de ellos. Se observa que si los ordenamos de cierta forma, podemos deducir algunas de sus propiedades. La siguiente figura (fuente: Wikipedia) es una de las típicas variantes que podemos ver de ella:


Es muy conocido que la sal común tiene por fórmula ClNa, o sea, está formada por Cloro y Sodio. Pues bien, si en vez de Sodio usamos el Potasio veremos que el resultado es muy similar. El potasio se encuentra en la misma columna de la Tabla Periódica que el sodio. Lo mismo ocurre con otros muchos intercambios. Unos elementos se parecen a otros.

El porque de esta semejanza era algo que se ignoraba. El libro cita el descubrimiento de las 'ternas' de elementos parecidos, las llamados tríadas de Döbereiner, y otras muchas clasificaciones. Se suceden las hipótesis que intentaban explicar con más o menos acierto los resultados que mostraban la tabla periódica. La periodicidad de propiedades era algo patente, aunque con algunas dudas. Se sucedieron distintas versiones de tablas hasta que se impuso la que se llama Tabla Periódica de Mendeleiev. Como bien indica el libro a Mendeleiev hay que atribuirle mucho mérito, pero la tabla es tan suya como de otros científicos que llegaron a conclusiones parecidas. El libro cita una amplia lista de pasos: Prout, De Chancourtois, Newlands, Odling, Hinrichs y Meyer. A este último se le considera codescubridor de la tabla de Mendeleiev.

El final de la historia, a falta de la continuación futura que ignoramos, es que los elementos se combinan en base a los electrones de las últimas capas. Y justamente los electrones se distribuyen en capas de una forma que más o menos es la refleja la Tabla Periódica de los elementos.

En resumen un libro de divulgación, ameno, relativamente breve (208 páginas), fácil de leer y con cierto rigor. Recomendable.

Finalmente añado la breve reseña de la editorial sobre el libro:

Piedra Rosetta de la naturaleza, punto de partida de toda la Química, la tabla periódica de los elementos no sólo es la compilación de conocimientos más compacta y significativa elaborada hasta hoy por el hombre, sino que refleja el orden natural de las cosas en el mundo y, por lo que sabemos, en todo el universo. Por si esto fuera poco, a diferencia de la mayor parte de los descubrimientos científicos realizados en el siglo XIX, no se ha visto refutada, antes al contrario, por los descubrimientos de la física moderna de los siglos XX y XXI. En este libro, Eric Scerri relata, entre otras cosas, los antecedentes y concepción de este instrumento maravilloso, a qué obedece su lógica interna, cuál es su lugar dentro de la historia de la ciencia y de la química, y quiénes fueron y son sus principales hacedores y protagonistas.