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Educación y represión


«¡Ah, pilla, cómo gozarás con el plan de educar a esa niña! ¡Qué delicias hallarás en corromperla, en ahogar en ese joven corazón todos los gérmenes de virtud y religión que en él sembraron sus educadoras!. En realidad todo es demasiado vicioso para mí. Madame de Saint Age. Puedo aseguraos que no escatimaré esfuerzo para pervertirla, para degradar, para derribar en ella todos los falsos principios morales con que hayan podido atolondrarla. En dos lecciones quiero se vuelva tan perversa como yo... tan impía... tan libertina»
(Marqués de Sade. La filosofía en el tocador. Tusquet editores)

Sin lugar a duda los escritos de Sade son una fuente interesante sobre el tema. Pero no olvidemos que hay una idea filosófica en el fondo: La supuesta educación perversora es más natural y sana que la educación oficial, que no es sino represora y arbitraria.

Otro autor de interés es Pierre Löuis y en particular su obra Manual de urbanidad para jovencitas, donde se ataca enormemente las ideas educadoras represoras. A modo de ejemplo cito unos pocos de los muchos consejos que da el libro. Creo que con su lectura nos hacemos una idea bastante adecuada del libro.

«Si se la chupa a un señor antes de ir a comulgar, guárdese bien de no tragar la leche: ya no estaría en ayunas, como debe estarlo»

«No se haga pajas en el confesionario para recibir enseguida la absolución»

«En la medida de lo posible, no se encierre con un señor en la cabina de los baños. Entre de preferencia con una joven, quien la lamera igual de bien, si no mejor, y que no la comprometerá»

«No llame al camarero a las once de la noche para pedirle un plátano. A esa hora, pida una vela»

«Si su señor padre le ruega que se la chupe, no diga despistadamente que su picha huele a coño de criada. Podía preguntarse como reconoce usted ese olor»